La narración de historias es una metodología poderosa para desarrollar un buen trabajo en equipo. Además, también se considera una herramienta interesante para explicar conceptos como diversidad o discapacidad.
Ser diferente no es una razón para sentirse infravalorado. A través de esta actividad, las diferencias se trabajan principalmente para mejorar la convivencia y enriquecer el trabajo en clase.
Los niños con necesidades de educación especial se benefian de las herramientas manipulativas para expresar emociones y conocimientos, también pueden ostentar roles principales en los grupos al contar historias sobre sus propias dificultades.
Objetivo general: Promover el enfoque y la conciencia de los niños ante situaciones de discriminación que pueden producirse en su entorno cotidiano.
Objetivos específicos:
La práctica requiere un total de 4 sesiones de 45 minutos distribuidas en una semana.
El horario de actividades se encuentra en un lugar visible en el aula. De esta manera, los participantes pueden localizar fácilmente en qué punto de la actividad se encuentran. A medida que avanzan las sesiones, se colocan pegatinas de colores para identificar las fases realizadas y las que quedan por hacer.
La actividad se puede realizar a mediados del primer trimestre cuando los compañeros de clase se conocen y han establecido una amistad.
La actividad se realiza en el aula, pero en tres espacios delimitados.
El éxito de la actividad se produce cuando el aprendizaje es de naturaleza social. El entorno de aprendizaje se fomenta a partir de marcos cooperativos bien organizados.
Las emociones son una parte integral del aprendizaje. Cuando existen dificultades pare la expresión verbal de las emociones, los estudiantes pueden recurrir al dibujo o la expresión corporal.
Los estudiantes están en el centro del aprendizaje. Son los protagonistas de la actividad; el profesor es un simple facilitador de la expresión estudiantil.
La actividad se basa en el conocimiento previo de los estudiantes sobre diversidad y discapacidad, a partir del cual, se construyen todos los demás conceptos.
Sesión 1: Leyendo la historia
El maestro presenta la portada del libro a los estudiantes, y les pide que hagan predicciones sobre el contenido del libro. Todas las predicciones fueron apuntadas en la pizarra.
Posteriormente se lee el libro, primero utilizando el soporte audiovisual. Esta parte se hizo especialmente importante cuando la actividad incluyó a un estudiante con necesidades especiales. Después de ver el cuento, el maestro puede usar el libro.
Las predicciones de los estudiantes se comparan con la historia real.
Se hacen preguntas para fomentar el debate en el aula:
Tercero, la historia se lee en conjunto usando viñetas.
Sesión 2: Rehaciendo la historia
En esta sesión, se prepara un mural de papel continuo. Las viñetas de la historia y las diferentes frases han sido fotocopiadas.
Los estudiantes cortan viñetas y frases. Luego los pegaron en el orden correcto en el papel continuo. De esta manera, se genera un gran mural en la clase con la historia.
Este segundo enfoque se usa para dar ejemplos específicos de discapacidad y se explica la metáfora del recipiente. La historia se discute nuevamente con los estudiantes.
Sesión 3: Nuestras propias cacerolas
Esta sesión requiere preparación previa. En ella, los estudiantes crearán su propia cacerola, es decir, expresarán aquellas cosas que les resultan difíciles. Por eso es muy importante crear una atmósfera de relajación y confianza en el grupo. Es muy útil comenzar la sesión escuchando música tranquila y recordando a los estudiantes que el respeto es necesario para que podamos convivir.
En el trabajo individual, los estudiantes dibujan sus cacerolas y las decoran. Dentro de la cacerola, dibujan o escriben todas sus dificultades y aquellos aspectos que les preocupan y los distancian de los demás.
Una vez que se crean las cacerolas, se exponen a sus compañeros de clase y se pegan en el mural.
Es importante que haya un debate sobre las dificultades de cada uno. El maestro debe prestar especial atención a los estudiantes con necesidades educativas especiales, detallando a los compañeros de clase las implicaciones de su olla particular.
Sesión 4: Ayuda mutua en la evaluación.
En esta sesión, se vuelve a retomar la cacerola de cada estudiante. Es hora de aceptar las diferencias y encontrar soluciones integrales a las dificultades de cada uno. El maestro debe estar especialmente atento a los estudiantes con necesidades educativas especiales para que sus compañeros de clase encuentren buenos mecanismos de inclusión.
Es importante que los estudiantes indiquen a las personas que les apoyan para superar sus dificultades.
Finalmente, se evalúa la actividad. Para este propósito, se les pregunta a los niños si les ha gustado el libro, qué emociones han sentido y si están contentos con sus cacerolas. Finalmente, reflejan todo esto en la integración.
Se utiliza un proyector para visualizar la historia en formato audiovisual. El formato audiovisual sirve como apoyo para los estudiantes con necesidades educativas especiales, permitiendo una mayor comprensión y participación en la actividad.
Los altavoces y el reproductor de música también se utilizan para la introducción relajante a la tercera sesión. La música relajante favorece el control de las emociones en los estudiantes con necesidades educativas especiales y mejora su comunicación.
Libro: Isabelle Carriere (2009). La pequeña cacerola de Anatole.
Papel continuo, papeles, lápices, lápices de colores y tijeras.
La producción final es la historia de «La pequeña cacerola de Anatole» en un papel continuo en la pared del aula.
Además, la última viñeta estará decorada con las cacerolas de todos los compañeros de clase. De esta manera, siempre se encuentra accesible para recordarlo cuando surgen dificultades en la inclusión de un compañero.
La inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales se ve favorecida por la metodología de narración de cuentos. La identificación de dificultades con carácter externo es el primer paso. Además, este proceso se realiza de manera grupal. La posterior identificación personal de las dificultades es más fácil.
Una buena conclusión de la actividad sería el diseño grupal de apoyos específicos para cada compañero de clase para superar sus dificultades.
La principal fortaleza de la actividad es la representación física de las dificultades en forma de una cacerola. Estos dibujos también se exponen en el aula y se pueden usar con el tiempo para resolver problemas de inclusión.
Las familias pueden leer la historia con los estudiantes en casa. De esta manera, el aprendizaje llega a diferentes entornos. Las familias pueden ayudar a a los alumnos en la búsqueda de apoyos para compañeros con necesidades educativas especiales.
INCLUDED – Digital Storytelling for Inclusion